Lilith

DIOSA NEGRA

SIGNO ASOCIADO: ESCORPIO
SU SOMBRA: EVA Y LAS DIOSAS LUNARES
MASCULINO EN LUZ: JAVHE Y LOS DIOSES TIRÁNICOS
MASCULINO EN SOMBRA: ADAN Y LOS DIOSES HIJOS



· La osadía sexual
· La mujer sexual y eróticamente libre
· La que sólo ama en paridad
· La que sólo ama en libertad
· La seducción de lo salvaje
· El poder de retirar la potencia
· El poder de la artimaña femenina

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Lilith y Jehová: reflexiones en el círculo

Lilith y Yahvé
Ritual compartido el 31 de octubre de 2009
Síntesis de las reflexiones de
distintos círculos post-rituales
(2004-2009)
por Olga Weyne
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Mandalizando mitos y arquetipos

Una necesaria recapitulación: porque veníamos de Gea o Gaia (en Libra)Y necesitamos recuperar lo que quedó allí pendiente... antes de comprender qué viene a proponernos Lilith


Gea y Urano: recordemos...
Acá lo masculino vuelve a “irrumpir”, como antes lo hizo Hades (en este caso es Urano) pero ahora lo femenino ya fue “iniciado” y por eso lo recibe gozosamente. Por eso en Gea se unen la doncella venusina y la madre lunar (es como si Démeter y Perséfone se hubieran unido, luego de la iniciación virginiana). Acá tenemos por lo tanto a lo “femenino maduro y al mismo tiempo arrobado”.

En Gea ya no hay miedo de lo femenino (la materia) a la vibración de lo masculino (la energía). Y tampoco existe miedo alguno en lo masculino irrumpiendo sobre lo femenino. El goce que los une ya no tiene nada que ver con la autocompletitud o el “falso Edén”, que había quedado afuera y como “otridad”, en todo el hemiciclo anterior. Ahora es el auténtico Edén: lo orgásmico creativo en la unión de lo femenino y lo masculino, se hizo presente.

Por eso, este encuentro maravilloso y totalizador, sólo existe “presente a presente”. Y cuando se llegue a la fase posterior (Escorpio) Venus podrá entenderse como el misterio del orgasmo femenino ligado al misterio de Vida-Muerte-Vida...


Pero esta vibración creativa no es fácil de soportar, si el camino de lo femenino se vino haciendo desde la sombra. Si en Hera (Cáncer) lo que quedó adentro fue el dolor y el resquemor ante un masculino patriarcal (dejando afuera al femenino libre). Si en Isis (Leo) lo que quedó adentro fue la recuperación del orgullo femenino y la recuperación de esa autocompletitud de “reina mujer y madre”, dejando afuera el misterio de lo femenino ligado a la entrega. Si en Démeter (Virgo) lo que quedó adentro fue la doncella violada y la madre humillada por el violador, y afuera un masculino incomprendido... entonces ahora, en Libra, también habrá una nueva división. La división (altamente condicionante del resto el circuito) entre la Luna y Venus.

Si lo que viene haciendo identidad es un femenino apocado o falsamente centrado, la nueva vibración creativa de este momento libriano, será efímeramente sostenido. El encuentro durará lo que dura el aleteo de una mariposa... y luego, cada vez que lo creativo irrumpa, la materia (lo femenino) se abroquelará sobre sí misma. La Luna dirá: necesito un masculino que me acompañe a proteger mis frutos. Y que me saque de encima a este violador que, mucho más incluso que en la fase de Hades, ahora irrumpe con más fuerza porque irrumpe desde “arriba”, desde la totalidad sin límites de lo creativo.

Es así como la Tierra (ahora básicamente lunar) invoca a ese masculino hijo (que no pasó a Padre, en Isis) para que le saque de encima el abrazo del amante. Cronos cumplirá ese rol, transformándose en el masculino necesario para ese femenino lunar. El sucesor masculino en la Tierra, aún más tiránico que Zeus y Hades, aterrado de por vida, por la pérdida de su propia virilidad a manos de sus hijos.

Urano vuelve al Cielo abierto, de donde proviene... Pero deja varios recordatorios que harán de espejo suyo a Gea: las Erinias (el femenino furioso, aún más furioso que Démeter cuando quizo vengar la violación de su hija). Y la poderosa y libre Venus Urania, el femenino intenso y libre que circulará por la Tierra manteniendo vivo (aunque misterioso e incomprendido) el deseo femenino por el retorno de la vibración orgásmica creativa.

Sólo que ahora habrá que esperar a que la fase escorpiana (en primer lugar), para que se vuelva a invocar la necesidad de este abrazo totalizador, del femenino con el masculino.

Pero Gea también había gestado otros masculinos indicadores del “límite” a Urano, cuando ambos empezaron a entrar en su épica “crisis de pareja”. A medida que Urano insistía en enterrar en el vientre de Gea sus frutos (negándose a la vez a asistirla en su cuidado) ella concibió que varios de esos hijos varones también serían un recordatorio de lo endeble de la masculinidad, si ésta no comprende lo abismal del dolor femenino. Gea concibió así a los titanes, a los cíclopes y a los hecatónquiros: deidades ctónicas, indicadores de una masculinidad que (como Osiris en los infiernos) también necesita hundirse en lo profundo de la materia, para encontrar su otra parte. Entretanto, si no lo hace (si lo masculino se ubica en el mundo, una vez más, como el Hijo Elegido de la Gran Madre), mientras Cronos estará destinado a mostrar la cara más reseca y tiránica de lo masculino, estas otras caras (el masculino neptuniano, el de un “Zeus donjuanesco infantil”, y el de un Hades violatorio) seguirán siendo las caras hechizantes de esa masculinidad, que (igual que su parte femenina) se perdió el encuentro con lo creativo.

Lo que entonces espera en Escorpio para lo femenino, en esta modalidad del camino, es obviamente una Venus que volvió a quedar afuera. Una Venus que no pudo ser la intermediaria de Urano, y que sólo quedó como Hija de Neptuno, saturando a la Luna con imágenes irreales acerca de la “completitud amorosa”.

Esta “Venus oscura” retornará llamada por la ira de ese femenino lunar, como Lilith, encarnando la rebeldía oscura de la intensidad orgásmica femenina.


AHORA SÍ... QUÉ VIENE A PROPONERNOS LILITH

(EN ESCORPIO)

PUNTOS CONCEPTUALES PRINCIPALES

Acá retorna lo que había quedado afuera en Cáncer ¿recuerdan a Hera, la diosa canceriana?: el dolor y la incomprensión del proceso, por no haber sido elegida (de Cáncer a Virgo) como la parte femenina del poderoso Dios Masculino.

Este dolor de la marginación (que la dejó fuera del mundo constructivo, de la irrupción de Logos en la materia), se comprende ahora como el portal de la iniciación femenina.

Acá irrumpe una potencia buscadora de los confines, en lo femenino. Irrumpe una sabiduría específica: la inteligencia de la materia.

Se comprende el por qué del dolor (que en la fase virginiana de Démeter podía ser confundido con violación, o con restricción total o achicamiento hasta casi la desaparición). Escenas míticas, históricas, a través de las cuales los cuerpos deseantes femeninos, abriéndose ante la potencia de irrupción de lo masculino, se inician en algo fundamental pero aún no revelado abiertamente. Lo femenino comprende por qué la espada de lo creativo debe ser hundida con “la fuerza del rayo”, en la materia.


En Virgo, si el trabajo es profundo, se puede empezar a comprender el dolor masculino, por un lado al no poder evitar este movimiento violento sobre la materia. Por otro lado, al percibir el enojo y el rechazo femenino ante esta irrupción imparable. Esto es lo que Gea, ante el abrazo inevitable, compensatorio, equilibrador de Urano el Cielo, desde la ultrapotencia que implica, debe terminar cercenando ...

Porque este abrazo no pudo ser sostenido más que como coronación visible, en el instante creativo libriano inefable (por eso no permanente) de esa intuición misteriosa vivida en Virgo (Démeter-Perséfone).

Si lo femenino comprende esto, lo masculino también empieza a hacer su parte. Aparece por lo tanto lo tántrico: lo masculino aprende a “esperar” a que lo femenino busque en los confines de lo cósmico, a través del mayor de sus misterios: el orgasmo. Y recién cuando “algo” se abre en ese viaje extremo femenino, lo masculino vuelve a “clavar su espada”. Recordemos que en Isis-Osiris, ya se nos adelantaba esta propuesta.

Pero se nos decía: es un adelanto, es la irradiación leonina del fuego misterioro femenino. Ahora falta que esa irradiación se hunda en la materia y desde allí irrumpa con lo que le es propio. Y recién entonces, el reencuentro con lo masculino, desde otro lugar,.

Habrá que esperar a otra fase de fuego para que la revelación activa de lo tántrico, irrumpa en nuestra conciencia vincular (femenino-masculina).


ENTRETANTO... LOS MITOS VIVEN EN NUESTRA PSIQUE, Y ALLÍ ANHELAN ETERNIZAR SU PARTE FASCINANTE. ANHELAN QUE SEAMOS SUS REPETIDORES ETERNOS...

POR ESO LILITH (ESCORPIO) ... ES EL VIAJE PROFUNDO QUE NUESTRA CULTURA HIZO, HASTA EL MOMENTO, CON TODOS ESOS ENCUENTROS Y DESENCUENTROS... EL VIAJE DEL DOLOR, DEL ENOJO Y DE LA "BATALLA ETERNA"...

EL MAYOR DE NUESTROS HECHIZOS VINCULARES.

Por eso al reaparecer Lilith (en los últimos siglos, de la mano sobre todo de las primeras feministas)... fue entendida básicamente como “la venganza de la Diosa”... luego que Yahvé irrumpiera como “Dios total” y no le dejara espacio.

Oscuramente, ella emergía así como una “Yahvé femenina”, pero desde el rencor.

Es el poder de lo que se padece, el poder vengativo de la víctima.

En este punto, no hay aún una comprensión de la fase canceriana compasiva (Hera volviendo purificada de la montaña... y aceptando el pacto patriarcal como un momento o fase necesaria del proceso). Mucho menos lo hay del amor de Reina y Rey hermanados, en Leo. Ni del viaje inicial a las profundidades en Virgo, con Démeter-Perséfone y Hades.

Esas fases, quedaron en nuestros mitos culturales como coronando el dolor y el desencuentro, antes que la potencia del encuentro.

EL NECESARIO TRABAJO DE RESIGNIFICACIÓN DE NUESTROS ARQUETIPOS VINCULARES

El dolor compartido (femenino-masculino) es la llave en Lilith. Porque todo cambia cuando ella puede comprender que...
¡ Yahvé es un Dios herido....!
Lilith “conoce el nombre de Yahvé” (como antes Isis)... porque es ella (desde la cara oscura de Eva) quien come del Arbol del Conocimiento por primera vez...

Si el Conocimiento Profundo -que siempre implica el Amor con mayúsculas, y no el mero apego de los egos- permanece en ella...

Si acepta que la arbitrariedad de esos dioses masculinos fue también originada en el miedo y el dolor (ante la potencia de lo femenino) ...

Quizá sea posible un reencuentro, por primera vez, en horizontal y no en vertical, entre el Dios y la Diosa...

PERO SU POTENCIA VITAL, RECIÉN APARECERÁ EN EL TERCER FUEGO DEL ZODÍACO: SAGITARIO...

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Olga Weyne, resignificaciones en los distintos círculos


domingo, 25 de octubre de 2009

Lilith, convocando a la Diosa antes del ritual

por Olga Weyne

El sábado 31 de Octubre nos convoca Lilith,
la diosa asociada a Escorpio...
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Lilith, la Luna Negra
La guardiana del Árbol de la Vida


Lilith suele ser recordada sólo por una de sus caras, por su faz iracunda: la sombra doliente y temible de Eva.
Esta injusticia histórica (este error) encubre su principal cualidad:


Lilith es la auténtica Guardiana del Arbol de la Vida. Una de sus caras olvidadas se parece mucho a Venus Urania.
Es la parte libre y creativa de lo femenino, capaz de asumir que el “pacto patriarcal” fue un momento o fase del devenir histórico.
Y que el costo doloroso de esa polarización, fue pagado por las mujeres tanto como por los varones.
Lilith integrando a Venus, equivale a Yaveh comprendiendo su propio (temido y negado) costado femenino.




¿Por qué Lilith, la cara oscura de Eva, sólo es recordada como “la venganza de la Diosa” luego que Yaveh irrumpiera como “Dios total” y no le dejara espacio en el mundo recién creado? Quizá porque (como es habitual) olvidamos recorrer los otros aspectos, complejos e intercambiables, de las imágenes arquetípicas. La diosa oscura queda así confinada a los niveles más polarizados y fragmentarios de Escorpio.
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Integrando el aspecto venusino incomprendido de Lilith, por el contrario, este mito permite expresar toda la potencia escorpiana del proceso de individuación de una psique femenina. A través de la comprensión de la “oscura otra parte”, irrumpe en lo femenino el talento de bucear en los confines del vínculo amoroso. Como ya lo intuía la fase virginiana en Démeter, sólo a través de esta entrega a la potencia de “la otra parte”, aparece la femenina sabiduría específica, la inteligencia misma de la materia.
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Pero es un hecho que, históricamente, lo femenino quedó por milenios fuera del mundo constructivo y del florecimiento de Logos en la materia. Este dolor por la marginación fue mitificado por la parte oscura de Hera, una simil de aquella Eva bíblica, entronizada como Madre y Esposa pero “condenada” a parir con dolor.
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Pero la parte sutil (la otra cara) de Hera, ya prenunciaba que en alguna vuelta del proceso se repetiría el “combate”, no ya como estéril enfrentamiento entre los géneros, sino ahora como portal para la iniciación (de la humanidad en su conjunto) en lo femenino oscuro y postergado.
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Quizá por eso Lilith haya reaparecido durante el siglo XX, a nivel relativamente popular y de la mano de las primeras feministas. Oportuno fue su reencuentro, aunque a esa altura todavía su cara expresaba la satisfacción de la venganza. Distinto nos parece hoy su semblante, por cierto, cuando su intensidad y la determinación de su espíritu libertario empieza lentamente a ligarse con la comprensión de lo masculino, leido hasta ese momento sólo como dominador (fascinante o temido).
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Venus puede reaparecer de la mano de Lilith, sólo si esta escucha su mensaje “uraniano”. Este dice... ¡cuánto dolor sordo y oscuro, expresado a través de la violencia y el dominio, hay en los omnipotentes dioses patriarcales!... Es un viejo dolor disfrazado de terror, guerra, tortura y dominio... pero esconde un pedido también viejo como el tiempo. El retorno sin miedo de aquel abrazo intenso y creativo (el de Gea y Urano, la Tierra y el Cielo) del que, aunque intentemos olvidarlo, todos provenimos.